Aix-Marseille: la pregunta por el eurasianismo

Segunda reunión del Círculo Rébellion
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

La segunda reunión del Círculo Rébellion Aix-Marseille se ha llevado a cabo y ha versado
sobre el eurasianismo y sus principales ejes temáticos. El eurasianismo es una doctrina
que nacida entre las élites intelectuales y políticas del Imperio ruso que se hicieron la
siguiente pregunta a todo lo largo del siglo XIX: ¿Es Rusia un país europeo o asiático? Los
eurasiáticos (Nikolái Trubetskói, Petr Savitski, etc.) respondieron a esta pregunta a
principios del siglo XX de la siguiente manera: ni lo uno ni lo otro, Rusia es un país
euroasiático. Según los eurasiáticos Rusia debía rechazar el proceso de occidentalización
forzada y abrazar la Tradición en un sentido no reaccionario. Además, Rusia tampoco
podía ser considerada un Estado-nación, ya que esto provocaría movimientos separatistas,
y debía abrazar una cierta forma de anticapitalismo. Los eurasiáticos también
revalorizaron el elemento turaniano dentro de Rusia, considerando que la unidad
territorial y civilizatoria de su inmenso territorio fue creada por Gengis Kan y sus
descendientes, produciéndose cierta simbiosis entre los diferentes pueblos de su Imperio.
Un ejemplo de esto lo encontramos en la elección del príncipe Alexander Nevski que eligió
luchar contra los Caballeros Teutónicos y aliarse con los mongoles.

El eurasianismo volvió a suscitar interés con el colapso de la URSS. El historiador Lev
Gumiliov intentó hacer una síntesis entre el eurasianismo clásico y sus propias teorías
sobre el ciclo de crecimiento y colapso de los imperios y los pueblos. El filósofo Alexander
Dugin ha retomado estos conceptos y los de otros autores popularizando términos como
multipolaridad, Noomajía, etnosociología, topogénesis, Sujeto Radical y Cuarta Teoría
Política (una teoría que busca superar el callejón sin salida al que nos han llevado las
ideologías políticas del siglo XX: el liberalismo, el fascismo y el comunismo). Dugin ha

retomado algunas de las intuiciones de pensadores como Fernand Braudel (la gramática
de las civilizaciones) y Samuel Huntington (El choque de civilizaciones) con la intención de
analizar la hegemonía estadounidense actual después del colapso de la bipolaridad,
cuando Estados Unidos y la URSS se repartieron el mundo desde 1945. Dugin sostiene que
de la unipolaridad estadounidense debe ser reemplazada por una nueva forma de
organización del mundo que girará alrededor de los Grandes Espacios civilizacionales.
Estas ideas han sido retomadas por políticos rusos como el presidente del Partido
Comunista de Rusia Guennadi Ziugáno y Serguéi Naryshkin. Por otro lado, las teorías
euroasiáticas han tenido cierta influencia en los medios políticos y militares de los países
exsoviéticos: Nursultán Nazarbáyev, el primer presidente de Kazajistán, fundó en Astana la
Universidad Nacional Euroasiática Lev Gumiliov; mientras tanto, el expresidente de
Kirguistán Askar Akáyev (derrocado en 2005 por una revolución de colores) y el general
ruso retirado Alexander Vladimirov intentaron aplicar las teorías de Gumiliov a la
geopolítica.

El eurasianismo es una doctrina nacida en Rusia que buscó responder la pregunta sobre su
propia identidad, lo que sin duda ha contribuido a retrasar su difusión en el extranjero. La
posición proturca de muchos eurasianistas también plantea varios interrogantes,
especialmente en lo referente a Turquía y Azerbaiyán, países que promocionan redes
mafiosas turcas en Europa o la invasión de Chipre y la ocupación del Norte de este país
por parte de Turquía, la guerra de Nagorno-Karabaj contra los armenios, además de los
acuerdos que estos países tienen con Estados Unidos y el Reino Unido… Dugin ha
intentado establecer relaciones con personalidades y movimientos susceptibles de
adherirse a las tesis eurasiáticas a lo largo de todos estos años, intentando difundir la idea
de que la unión de Eurasia es la única manera de defender la Tradición en contra del
atlantismo y el liberalismo. El país europeo donde más han arraigado las ideas eurasiáticas
ha sido Italia: Maurizio Murelli (director de la editorial AGA, traduce regularmente los
libros de Alexander Dugin) junto a Claudio Mutti (editor y director de la revista Eurasia) y
Carlo Terracciano (que solía ser colaborador de Murelli) son las figuras más conocidas del

eurasianismo italiano volcado hacia el Mediterráneo. Mientras tanto, la editorial Anteo
publica regularmente textos de análisis geopolíticos sobre Eurasia, además el laboratorio
de ideas CeSEM no sólo habla de la multipolaridad, sino que también organiza encuentros
y cursos de formación en línea sobre estos temas. Cabe destacar el papel del medio de
comunicación Idee&Azione, rama italiana del Movimiento Eurasiático Internacional de
Dugin (1) que traduce sus textos sobre geopolítica al italiano y organiza regularmente
podcasts sobre los mismos. En Bélgica, el eurasianismo se confunde con el europeísmo
proalemán y los diversos intentos de este país de aliarse con Rusia. Jean Thiriart abogaba
por la creación de una alianza entre Europa y la URSS, mientras que Robert Steuckers
(mucho más europeísta, aunque toma en cuenta Asia y Oriente Medio) defiende la
unificación de los pueblos europeos, siendo al mismo tiempo un prolífico traductor de
artículos y entrevistas a varios idiomas.

Durante la jornada se planteó el lugar que ocupa Francia y, en general, Europa en la
articulación de estos espacios civilizatorios con tal de construir una gran unión
euroasiática. El eurasianismo ha suscitado muy poco interés en Francia debido a varias
razones, especialmente por la epopeya histórica nacional de haber creado el primer
Estado-nación del mundo, el férreo republicanismo, la enorme distancia geográfica que
nos separa de Rusia y, más globalmente, de Asia, hace que los franceses manifiesten poco
interés por esos temas. La editorial Ars Magna ha traducido varios libros de Alexander
Dugin a nuestro idioma y ha vuelto a publicar los textos de Jean Thiriart. Por otro lado,
Yohann Sparfell ha intentado construir una Cuarta Teoría Política desde una perspectiva
francesa con su concepto de Res Publica Europae. Sin embargo, ha sido el escritor rumano
francófono Jean Parvoulesco quien mejor ha abordado en Francia la necesidad de
elaborar una teoría euroasiática refundada en la Tradición, incluso defendiendo la
creación de un Gran Imperio Euroasiático y un Gran Gaullismo. Por su parte, Laurent
James ve en Rusia y en la idea de la Tercera Roma una forma de que Europa vuelva a
abrazar sus raíces cristianas. No obstante, es imposible sostener que haya surgido alguna
clase de movimiento mediático o político eurasiático en Francia y todos los intentos que

se han hecho fracasaron rápidamente. Paradójicamente, ha sido Francia donde surgió el
primer intento de cooperación euroasiática desde un punto de vista geopolítico con la
efímera constitución de un eje París-Berlín-Moscú representado por Chirac, Schröder y
Putin en 2003 contra la invasión estadounidense de Irak.

Ahora bien, existen intelectuales y políticos fuera de Europa y Rusia interesados en el
eurasianismo, en especial en Turquía donde existe incluso el Vatan Partisi, dirigido por
Dogu Perincek, que se encuentra actualmente en prisión. Este partido político se opone a
la intervención de Ankara en Siria y ha apoyado la invasión rusa de Ucrania. También ha
lanzado campañas a favor de la salida de Turquía de la OTAN y el establecimiento de una
alianza con Rusia y China. El eurasianismo turco sigue siendo una corriente marginal
debido al neo-otomanismo de Erdogan y el panturquismo de los nacionalistas turcos.

Resulta urgente pensar en una alternativa factual a la hegemonía liberal-libertaria
promocionada por la talasocracia estadounidense. El modelo del Estado-nación
(westfaliano) se encuentra en crisis, víctima de la globalización, su propio centralismo
jacobino y las múltiples reivindicaciones regionalistas. ¿Es acaso viable crear una unión
supranacional e incluso imperial (no imperialista) que defienda la aspiración de los
diferentes pueblos que rechazan el modelo hegemónico anglosajón? La necesidad de
formar cuadros y élites capaces de poner en práctica un proyecto euroasiático antiliberal y
arraigado en la Tradición parece indispensable, pero este debe estar ligado primero a un
cambio interno en nosotros mismos. El primer paso es deshacerse de la estreches del
nacionalismo pequeñoburgués y abrir nuestras perspectivas a una unión mucho más
amplia tomando en cuenta la importancia de las civilizaciones como algo fundamental. La
elaboración de una Cuarta Teoría Política adaptada al contexto de cada individuo y
comunidad es otro reto que debemos abordar. Además, es necesario oponerse al discurso
materialista y desarraigado de las élites actuales que siguen acríticamente la doxa liberal
anglosajona como un dogma incuestionable.

Notas:

  1. http://med.org.ru/article/1915

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