Ha comenzado la primera reunión del círculo de Rebellion en Aux-Marseille
Por Rébellion
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
En la primera reunión del círculo de Rébellion los distintos miembros de la organización compartieron sus antecedentes, los cuales resultaron ser bastante diversos. ¡Todo ello es una buena señal, pues Rébellion atrae a un público con orígenes muy distintos deseosos de romper con los códigos mentales impuestos por el Capital, caracterizada por crear divisiones artificiales dentro del pueblo destinadas a gobernarnos más fácilmente!
La revista Rébellion recordó cuales eran los ejes alrededor de los cuales fue fundada hace veinte años: independencia, autonomía, patriotismo y socialismo revolucionario, todo ello desde una perspectiva europea, ecologista y anticapitalista.
La reunión en Marsella verso acerca del nacional-bolchevismo y sus diferentes corrientes. El nacional-bolchevismo es mucho más que un intento de crear una síntesis entre el nacionalismo y el comunismo estatalista, siendo, por el contrario, un movimiento heterogéneo que fue atacado tanto por el fascismo como por el sovietismo. El nacional-bolchevismo surgió en la República de Weimar en oposición al Tratado de Versalles, el cual fue impuesto a Alemania por las potencias liberales que habían ganado la Primera Guerra Mundial y que establecía severas restricciones en contra de los vencidos. Todo esto produjo un rechazo de los alemanes por todo lo que venía de Occidente y en cambio despertó en ellos un acercamiento a lo oriental. Esta es la razón por la cual muchos nacional-bolcheviques defendían una alianza con la Unión Soviética, ya que la consideraban una potencia antioccidental y anticapitalista. Además, los nacional-bolchevismo eran cercanos a las ideas de la Revolución Conservadora, formando, por así decirlo, el ala izquierda radical de este movimiento. Los principales representantes alemanes de este movimiento fueron Ernst Niekisch y Karl Otto Paetel, mientras que intelectuales y activistas como Ernst Jünger y los hermanos von Salomon fueron bastante cercanos a sus ideas, aunque nunca se unieron directamente a esta corriente. En la URSS Nikolai Ustrialov intentó llevar a cabo una síntesis parecida.
Los intentos de acercamiento entre Alemania y la URSS fueron considerados por los nacional-bolcheviques como pasos previos para implementación de sus ideas, siendo el Tratado de Rapallo de 1922 su hito más importante. Este tratado permitió tanto a Alemania como a la URSS romper el aislamiento al que habían sido sometidos y establecer relaciones diplomáticas, comerciales y militares importantes. Por ejemplo, el ejército alemán llevaba a cabo el entrenamiento de sus tropas en la URSS hasta 1933.
Por otra parte, se discutió el carácter heterogéneo del nacional-bolchevismo, especialmente porque tenía un carácter antifascista implícito inspirado en la defensa del “socialismo prusiano” de Oswald Spengler. Esto llevó a algunos de sus miembros a considerar el fascismo (católico y latino) como una forma de capitalismo disfrazado. El fascismo era visto como algo ajeno a la visión prusiana de Alemania y ello implicaba que era necesario aliarse con la Rusia bolchevique. No obstante, los nacional-bolcheviques también criticaban el comunismo y desconfiaban de su objetivo final: los comunistas creían que el socialismo era el estadio de evolución final de la humanidad, pero los nacional-bolcheviques pensaban que el socialismo no era sino un medio que ayudaría a preservar la soberanía nacional y de ese modo evitar la disolución de la nación. Otra diferencia entre ambos movimientos radicaba en que los comunistas deseaban eliminar las identidades de los pueblos, mientras que los nacional-bolcheviques deseaban preservarlas: según los nacional-bolcheviques los alemanes se inclinaban de forma natural hacia el socialismo debido a su mentalidad, no por razones utópicas o universalistas. Además, el nacional-bolchevismo era anticolonialista y rechazaba la dominación sobre otros pueblos, por lo que defendieron las luchas de liberación nacional allí donde el comunismo solo se preocupa por la liberación del proletariado.
Por otra parte, todos los representantes del nacional-bolchevismo fueron perseguidos tanto por los soviéticos como por los nazis: Karl Otto Paetel terminó exiliado, Ernst Niekisch fue encarcelado durante seis años, Nicolas Ustrialov fue fusilado después de haber sido enviado a un Gulag… O tomemos el caso más reciente de Eduard Limonov, quien tuvo que pasar varios años en la cárcel y su partido, el Partido Nacional Bolchevique, el cual fundó junto a Alexander Dugin, el cantante punk Egor Letov y el escritor-soldado Zakhar Prilepin en 1993, terminó siendo disuelto en el 2007.
El nacional-bolchevismo ha inspirado a varios pensadores y movimientos sociales después de 1945. Algunos de estos movimientos terminaron girando hacia el eurasianismo, como sucedió especialmente con Jean Thiriart y Alexander Dugin. Vale destacar que el nacional-bolchevismo de hoy es defensor de una política socialista, multipolar, anticapitalista y patriótica.
El nacional-bolchevismo ha cambiado mucho con el pasar de los años y es imposible atribuirle un carácter uniforme, por lo que es mejor considerarlo como un movimiento radical que surge en períodos de crisis y que busca romper las viejas formas ideológico-políticas que imperan para darle nacimiento un nuevo paradigma. Ahora bien, las preguntas que debemos hacernos son estas: ¿es posible proponer un nuevo paradigma para enfrentar los retos de hoy, especialmente si tenemos en cuenta que tanto Francia como toda Europa están sumergidas en una gran crisis? Y, ¿cómo hacer algo semejante? Es necesario unir a las personas por medio de un ideal, pero ¿cómo lograr algo semejante en un mundo dominado por el liberalismo y donde conceptos como “nacionalismo”, “bolchevismo” y “socialismo” han sido totalmente demonizados? Resulta imperativo definir los ejes temáticos alrededor de los cuales reunir al mayor número de personas posibles.
El nacional-bolchevismo, tal y como fue concebido por los alemanes y los rusos en las décadas de 1920 y 1930, no es adecuado para los problemas que enfrenta la Francia de hoy. No obstante, algunas de sus sugerencias políticas y geopolíticas siguen siendo vigentes. Pensamos que la promoción del localismo frente a la globalización liberal, una visión corporativista de las profesiones y un proyecto federalista dirigido a “descolonizar” las pequeñas patrias francesas de las ideologías parisinas podrían ser el mejor camino para el hacer renacer el nacional-bolchevismo, adaptándolo de ese modo al contexto francés y haciéndolo de ese modo asimilable para el público.
El arraigo, la lucha contra la omnipotencia del capital, la nacionalización de las grandes empresas, la creación de una alianza que se extienda desde Lisboa a Vladivostok… es más necesaria que nunca: ¡Patria! ¡Socialismo! ¡Revolución!
Fuente: https://rebellion-sre.fr/la-premiere-rencontre-du-cercle-rebellion-daix-marseille-a-demarre/