Los libertarios: ¿el extremo centro?

Por Pierre Lucius

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

A menudo se ha dicho que Francia se encuentra atrasada treinta años con respecto a los Estados Unidos. Ya sea que eso sea cierto o no, es importante estudiar las principales corrientes ideológicas que existen en los Estados Unidos. Una de estas corrientes es el libertarismo, el cual es prácticamente desconocido en Europa. Sin embargo, esta ideología ha comenzado a ejercer cierta influencia sobre la alta burguesía y una parte de las comunidades “clandestinas” que se forman en Internet. Este tema es bastante extenso y por eso este artículo no será más que una breve descripción general del asunto.

Los principios: Ayn Rand, la escuela austríaca de economía, los Chicago Boys

Los libertarios tienen su origen en los Estados Unidos. Su movimiento surge de las ideas expresadas por la escritora Ayn Rand, que es muy famosa en el país del Tío Sam, pero es prácticamente desconocida en Europa. Entre las ideas sostenidas por Rand, además de otras que igualmente sostienen los liberales clásicos, podemos encontrar una que habla de la abolición de los impuestos y su sustitución por una contribución completamente voluntaria para pagar los gastos de un Estado mínimo.

Esta concepción del Estado mínimo se llama minarquismo. En el contexto del espectro político se habla de la extrema izquierda o la extrema derecha, pero podemos decir que el libertarismo puede ser calificado como parte del extremo centro, ya que defiende una concepción basada en el máximo de libertad individual posible (una idea que es propia de la izquierda estadounidense) asociada a la mayor “libertad” económica posible (idea que sostiene la derecha). Se trata de una forma de liberalismo consecuente que es enemigo de la asistencia social que da el Estado a los más desfavorecidos, pero también ataca las subvenciones públicas a las empresas. En lo económico, los libertarios son claramente neoliberales, citando como referentes a los Chicago Boys y a la escuela austríaca, autores que están asociados directamente a las transformaciones económicas de los años 80 y la destrucción del keynesianismo, considerado por ellos como una forma larvada de socialismo (¡quizás esa es la razón por la que Keynes es mucho más odiado por los libertarios que el mismo Marx!).

Desde un punto de vista filosófico, sus ideas parten de la defensa de la libertad individual y consideran que el individuo es el fundamento del derecho natural: los libertarios sostienen que el ser humano es un átomo independiente que está suspendido en el vacío. Muchos libertarios afirman ser anti-políticos, y ven toda actividad política como parte de la esclavitud nacida del Estado moderno. Otra idea importante que sostienen es la que tiene que ver con que la sociedad y todas las relaciones entre los individuos deben regirse por medio de contratos que determinen el rol que cumplimos en un entorno competitivo. Finalmente, los libertarios celebran que el egoísmo racional es moralmente bueno, siendo la virtud por excelencia frente a males como los celos y la envidia. Su filosofía es llamada “objetivismo”. Debemos tener en cuenta que Ayn Rand ha escrito numerosos trabajos defendiendo estas ideas (1), y muchos de sus trabajos son bestsellers en los Estados Unidos.

Evolución actual: ideas recicladas que han sido tomadas de sus adversarios

Los libertarios han recuperado la lucha de clases, pero de una forma indirecta y bajo un contexto muy distinto al del marxismo: según los libertarios sí existe esta lucha, ella sucedió en el pasado y prosigue al día de hoy, pero esta lucha no sucede bajo el concepto de la lucha entre clases sociales como la izquierda lo concibe. La izquierda entiende esta lucha como proletarios contra burgueses o burgueses contra nobles…, pero los libertarios la entienden como una lucha entre los grupos que viven del Estado (funcionarios, capitalistas subsidiados por el Estado, gente que es beneficiada por la asistencia social…) contra la clase productiva (el sector privado, los empleados y los accionistas), siendo esta última víctima de la primera, ya que los impuestos directos o indirectos del sector público les roban el dinero (siendo para ellos una apropiación ilegítima de su dinero y una especie de robo). Los libertarios también reivindican el materialismo y consideran que solo el individuo existe realmente, ya que él es el único referente que debemos tener en cuenta en cuestiones morales o de valor, mientras que cualquier otra clase de especulaciones no son más que peligrosos conceptos idealistas y constructivistas.

Los libertarios también se han apropiado del anarquismo y sostienen una versión de anarco-capitalismo extrema. La visión libertaria más radical sostiene que no debe existir Estado, ya que, incluso las funciones referentes a la soberanía deben ser asumidas por las empresas partiendo de un contexto competitivo: el sistema judicial debe ser privado (como las cárceles), todos podrán acuñar dinero, la policía desaparecerá a favor de la creación de milicias privadas, etc. A diferencia de muchos otros liberales, los libertarios se oponen a los derechos de copyright y a las patentes de invenciones. También se oponen a cualquier clase de vulneración de la libertad de expresión, la cual es sostenida por leyes contra la difamación o el chantaje, considerando que este último es una especie de comercio legítimo de toda clase de información. Por supuesto, sus ideas sobre la sociedad los lleva a ver con simpatía el anarquismo primitivo (el comunismo libertario) y no dudan en recuperar a figuras como Proudhon o Kropotkin, que convierten en sus predecesores, mientras que enfatizan su anticomunismo y su desconfianza contra la clase trabajadora.

La fragilidad de los mitos libertarios

Analicemos algunos de sus argumentos: “El sector privado es siempre más eficiente y rentable que el público”.

No es necesario pensar mucho para darse cuenta a priori de que este silogismo es falso. Simplemente señalaremos que Francia, por ejemplo, atrae a la inversión extranjera en gran parte gracias a la calidad de su infraestructura, que es gestionada, en su mayor parte (al menos por ahora), por el sector público. Comparemos esto con el sector privado en los Estados Unidos: falla en el mantenimiento de las vías, negativa a atender a los más pobres por falta de liquidez (lo cual no solo es injusto, sino incluso estúpido, ya que permite el resurgimiento de epidemias y enfermedades que se pueden contener fácilmente, como, por ejemplo, el cólera). Otro ejemplo son los ferrocarriles británicos: la liberalización fue tan desastrosa que el gobierno tuvo que dar marcha atrás a estas reformas. Los libertarios sostienen que el aumento de la competencia permite que los precios bajen, pero desde que la electricidad comenzó a ser privatizada y volverse competitiva en Francia no ha habido la menor demostración de este axioma.

“Las crisis de mercado sucedieron debido a la intervención estatal y no al capitalismo en sí” (2)

Cualquiera que sea la crisis, pasada o presente, que sufra el capitalismo, los libertarios consideran que ha sido culpa de la intervención del Estado. Según wikiberal: “los autores liberales concuerdan en que el Estado es el responsable de las crisis económicas, pero plantean diferentes causas: para Milton Friedman la culpa es la política deflacionaria, para Ludwig von Mises y Murray Rothbard es la política inflacionaria, para Jude Wanniski es la ley proteccionista sobre los aranceles aduaneros la causa de la Depresión” (3). Argumentos eminentemente contradictorios, ya que ninguno de ellos evoca como parte de la crisis la sobreproducción o la especulación, que han sido identificadas siempre como las dos principales causas del colapso financiero; podemos interpretar eso como una interpretación sesgada, ya que la mayoría de los economistas liberales reconocen que estas crisis suceden como parte del capitalismo mismo.

“Si todo el mundo fuera un dueño privado de la naturaleza, entonces la naturaleza siempre estará protegida”.

Este argumento, que muy pocas veces es sostenido con seriedad, es particularmente cómico (o trágico, si se aplica algún día): afirma que la destrucción de la naturaleza se debe a la ausencia de apropiación privada de ella. Se cree que el dueño de un animal o una planta están obligados a cuidarlo bien para satisfacer su propio interés, pero ¿qué pasa con todos los perros o gatos abandonados o golpeados a muerte todos los años? ¿Quién podría impedirme matar a un panda que vendo con tal de que unos ricos excéntricos coman su carne? ¿O que impide que torture a un animal que me pertenece? Y ni hablar de que se considera la naturaleza como un objeto al servicio del hombre, sin pensar en que ella esta compuesta por seres sintientes que hacen parte del patrimonio común del planeta.

“El egoísmo es una virtud creadora, la envidia es un vicio destructivo”.

Una vez más nos encontramos frente a una oposición muy engañosa, ya que es muy difícil distinguir la envidia y los celos del egoísmo, surgiendo todos ellos los unos de los otros. Además, ¿por qué debemos creer que este tipo de sentimientos conducirán a la creatividad y al genio? ¿Han sido realmente el origen y el motivo central de la creación de muchos científicos y artistas? ¿Cuántas inmensas obras poéticas y literarias han sido producidas por tales sentimientos?

Ahora bien, los libertarios no imaginan que, paradójicamente, la aplicación de un liberalismo al pie de la letra conduce a la negación del mismo liberalismo: en una sociedad perfectamente liberal debemos antes que nada despedirnos de las regulaciones sobre la competencia y el apoyo estatal a nuestros queridos “creadores de riqueza”. En esta situación, ¿qué evitaría que un hombre de negocios rico hiciera todo lo posible por expulsar de su lugar a un recién llegado que fuera mucho más competitivo? Es un hecho que los períodos donde se ha producido una mayor concentración industrial y se han afirmado con mayor fuerza los monopolios han sido los momentos donde dominan las ideas liberales. Fue después de las crisis que sucedieron en los siglos XIX y XX cuando aparecieron por primera vez los grandes fideicomisos. Igualmente, ¿quién podría evitar que se usen la información privilegiada y el engaño especulativo cuando nadie puede vigilar el mercado?

Por otro lado, ¿qué obligaría al Estado a permanecer como un ente mínimo? Y en caso de que la justicia y la policía sean financiadas por medio de donaciones privadas de unos cuantos privilegiados, ¿cómo podríamos evitar que estos “servicios” no se conviertan en el instrumento de dominación de unos pocos oligarcas? El ejemplo de muchos países de la ex URSS resulta muy revelador.

Tampoco hace falta mucha imaginación para darnos cuenta de cómo sería una sociedad en la que nada impide el chantaje y la calumnia: cualquier hombre rico podría convertir nuestra vida en un infierno publicando mentiras en todas las revistas y exponiendo nuestra privacidad a la luz del día. Y esto sin mencionar las consecuencias del mismo orden que engendraría la privatización tanto del dinero como de la justicia.

Estas pocas vías de reflexión pueden ser útiles para estudiar y combatir estas ideas que, si a veces nos parecen ajenas, hacen parte de los fundamentos y principios sostenidos por los llamados expertos y economistas que hacen parte de la propaganda burguesa europea. Incluso son, paradójicamente, un arma contra los liberales hipócritas que viven en nuestro continente: estos últimos siempre lloran al pensar en que se debe financiar la burocracia y las ayudas sociales que benefician al pueblo, pero se quedan callados cuando el Estado hace enormes gastos para ayudar a las empresas (110.000 millones en 2013) o cuando el Estado salvó los bancos privados en el 2008-2009. Finalmente, el anarco-capitalismo es quizás nuestro mayor enemigo ideológico, pero podría ser un extraño aliado táctico, ya que combate la violencia y la capacidad coercitiva de los oligarcas junto con el Estado burgués.

Notas:

1., Ayn Rand alias Alisa Rosenbaum, era una joven inmigrante que huyó de la Rusia bolchevique en 1926 y se instaló en los Estados Unidos. Fue una defensora del ultra-liberalismo en la década de 1950 en Estados Unidos. Guionista, conferencista y ensayista filosófica, Ayn Rand es sobre todo autora de dos novelas, The Fountainhead (1943) y Atlas Shrugged (1957) que conocieron en su momento importante número de publicaciones (estas dos novelas siguen siendo libros de bolsillo muy populares en los Estados Unidos incluso hoy). La “filosofía” de Ayn Rand esta basada en el “egoísmo racional”. La sociedad no existe, el altruismo es una debilidad producida por la razón, el Estado es un monstruo, solo importan los deseos individuales y su satisfacción genera la armonía universal.

2. El economista liberal Murray Rothbard dice: “Debemos abandonar la idea de que la economía de libre mercado es la culpable de haber causado la Gran Depresión. En su lugar, debemos atacar a los verdaderos culpables: los políticos, los burócratas y la masa de economistas “ilustrados”. En todas las depresiones, tanto en las del pasada como en las futura, ellos siempre serán los culpables” (Murray Rothbard, la Gran Depresión de Estados Unidos)

3. Ver el artículo “crisis económica de 1929” en Wikibéral.

Fuente: https://rebellion-sre.fr/libertarianisme-lextreme-centre/

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